"Planes and trains and boats and buses characteristically evoke a common attitude of blue, unless you have a suitcase and a ticket and a passport and the cargo that they're carrying is you". (Tom Waits. Foreign Affair)

jueves, 22 de marzo de 2012

El placer de viajar (Reloaded)


Frontera entre Laos y Camboya. Once de la mañana.

"Lo siento, pero no puede usté subirse a la minivan que va a Kratie" (léase en inglés khmer)

"¿Perdón?"

"Me ha oído usté perfectamente"

"Pero tengo el mismo billete que esas otras diez personas que sí se están subiendo"

"Ahí se equivoca, amigo"

"¿No es el mismo billete?"

"Por supuesto que lo es. Pero fíjese atentamente: lo que tiene usté ante sus ojos no son diez personas"

"¿No?"

"Pues claro que no. Son cinco parejas, ¿no se da cuenta, pollo? La minivan sólo tiene diez plazas y usté es el único que viaja solo. No pretenderá que destruya así como así, al azar, una de esas cinco felices uniones, que en nombre de una autoridad que nadie me ha concedido les impida mirar por la ventanilla con las manitas entrelazadas y suspirar al unísono frente a la singularidad camboyana, que separe sus destinos y siembre en sus almas el desasosiego ante la posibilidad de no volverse a ver nunca más... Desasosiego más que justificado, por otra parte, porque no sabe usté cómo es la carreterita que les espera"

"¿Y qué hago? ¿No es este el único vehículo que irá a Kratie en todo el día?"

"Me gustaría afirmar que está usté equivocado en este particular. Pero no lo está. Le felicito: tiene usté unas fuentes de información de todo punto fidedignas"

"¿Entonces?"

"Entonces corra bajo este sol del infierno hasta aquel autobús que se ve allá a lo lejos, el que está a puntito de salir, y pídales por favor que le dejen subir, a ver si cuela"

"Pero ese autobús va a Phnom Penh directamente"

"Kratie les pilla de camino. A lo mejor le acercan. Hala, a correr. Buena suerte, compañero".

Me he levantado de la cama a las seis sin apenas haber pegado ojo en toda la noche por culpa del estruendo que una monstruosa tormenta de siete horas provocaba al lanzar toneladas de agua contra el techo de hojalata de mi bungalow, que sonaba como tres mil percusionistas zydeco dejándose la vida contra sus washboards. Tras salir de Don Det en canoa ha habido que esperar dos horas al sol a que el autobús a la frontera decidiese abandonar su escondrijo y otras dos a que todo el mundo recuperase su correspondiente pasaporte después de pagar el visado y contribuir a la extra de primavera de los funcionarios de ambos lados de la raya. Y ahora, cuando llego de milagro al autobús que está a puntito de salir... no queda sitio.

"Pero no se preocupe usté, buenhombre, que algo ya apañaremos".



Algo es un banquito de plástico rojo plantado en mitad del pasillo del autobús. Viajaré sentado en él, con el mentón apoyado en las rodillas, durante dos horas de saltos, revolcones, acelerones y frenazos sobre una carretera que, a juzgar por el tamaño de los cráteres del asfalto, parece recién bombardeada. No soy el único: las plazas oficiales se habían agotado hace rato y el pasillo también está superpoblado. Quienes van hasta Phnom Penh tendrán que pasar once horas sobre su banquito rojo. Está claro que la decisión de partir el viaje a la capital en dos jornadas y hacer noche en Kratie ha sido todo un acierto.

Además, tengo suerte: el camboyano que iba sentado junto a mí se baja del autobús a mitad de camino hacia Kratie y me ofrece su sitio. Así puedo disfrutar cómodamente y en primera fila de un espectáculo fuera de cartel: el conductor cede su puesto durante un rato a un amiguete suyo que hasta ahora se había limitado a viajar de pie junto a él y darle conversación. Un par de kilómetros bastan para deducir que el amiguete en cuestión no ha conducido un autobús en su vida. Pero le hace ilusión y, después de todo, para eso están los amigos, ¿no? Cuando estamos a punto de estamparnos de frente contra un camión cargado de sacos hasta los topes el conductor titular da por finalizado el experimento y, entre carcajadas, obliga a su colega a parar en el arcén y a devolverle el volante.

En fin, a partir de ahora a lo mejor puedo dormir un rato...






4 comentarios:

  1. Buenas desde el lado este de por aquí!!!!! Da gusto saber que sigues viajando con todas las comodidades del mundo (hasta sillita roja... te podrás quejar!!!!!!!) Aquí todo por la misma senda. Otro catering mañana... un partido el domingo... una caña... otra caña y etretanto parece que va ser usté tío de otro cabezón que se hará llamar Lucas. Sí sí Lucas como el pato; perdón EL DUQUE.

    dequelocualamente a ver si me hago mañana de la cosa esa de hablar por el ordenador gratis! gratis!!!!! gratis!!!!! oseaquetútienesuncampoacojonantementefértilheredaodetuabueloosimilaryplantasperejiltúestásrománticogilipollasoquétepasa!!!!!!!!!!!!!!

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  2. El Duque Lucas y Lucas Cranach y Lucas Skywalker y "Un tal Lucas" de Cortázar y hasta luego Lucas. El pequeño cabezudo tendrá que estar a la altura de su nombre... Me alegra saber que la naturaleza sigue trabajando correctamente en el interior de miss Vielva. Dequelocuá felices dobles bloqueos, cañas y servicios. Besos muchos.

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  3. ¿Te han secuestrado en Camboya? ¿Has pasado por los casinos decrépitos de Poipet y te has enganchado con el black jack? ¿Te has comido una happy pizza y aún estás sufriendo los efectos?

    Venga, venga, que 6 días sin publicar son muchos días. No te olvides que los que viajamos de polizones en tu mochila.

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    1. Demasiada vida social, amigo Harry, sólo un exceso de vida social. Pero procuraré solucionarlo.

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