"Planes and trains and boats and buses characteristically evoke a common attitude of blue, unless you have a suitcase and a ticket and a passport and the cargo that they're carrying is you". (Tom Waits. Foreign Affair)

domingo, 24 de junio de 2012

Esquirlas balinesas


* Regreso a Bali después de nueve días en Gili Air y me dedico a recorrer en moto los alrededores de Padangbai, en el este de la isla, junto a la Pareja Catástrofe. Conducimos entre calles desbordadas de psicópatas automovilísticos; conducimos por carreteras sin asfaltar; conducimos por el campo, con las ruedas encajadas en raíles de tierra abiertos en la hierba; conducimos de noche, guiados a duras penas por el GPS de Cédric y cegados por las luces de los coches y el humo de la quema de rastrojos. Y sin embargo, no me ocurre nada.

* Paso la tarde con la Pareja Catástrofe en la pequeña playa que hay al oeste de Padangbai. Su calidad supera la media en Bali (lo que no es decir mucho), pero la corriente es terrible y las olas rompen con furia sobre las rocas y los arrecifes que hay en las inmediaciones de la orilla. Aun así, decidimos bañarnos. Y sin embargo, no me ocurre nada.

* La Pareja Catástrofe y yo nos montamos en un shuttle bus que después de hora y media de trayecto nos deposita en Kuta. Y sin embargo, al shuttle bus no le ocurre nada.

* La Pareja Catástrofe pasa conmigo el último día de su vuelta al mundo. Y lo celebramos haciendo lo mismo que hace todo el mundo en Kuta: surf. Se supone que las olas de Kuta son para principiantes, pero esta tarde en particular lo que se nos viene encima son moles de más de tres metros que después de aplastarnos nos centrifugan en un torbellino de arena, agua y sal. Y sin embargo, no me ocurre nada (es más, después de cuatro horas de intensa práctica consigo mantenerme en pie sobre la tabla durante unos asombrosos 2 segundos y 13 centésimas).

* A la mañana siguiente, la Pareja Catástrofe tiene que regresar a Bélgica después de un año de viaje y se despide de mí con un par de abrazos. Y sin embargo no me ocurre nada.

* Después de darle muchas vueltas al asunto, llego a una conclusión incontestable: la capacidad de destrucción de la Pareja Catástrofe queda anulada si cruza el Ecuador hacia abajo. Si alguno de vosotros, queridos lectores, se topa con ellos alguna vez en el futuro, deberá tener presente que, a pesar de su delicada apariencia, sólo son inofensivos en el hemisferio sur.


En los otros dos días que, ya a solas, paso en Kuta (con una pequeña incursión en su hermana pija, Seminyak, una especie de Rodeo Drive venido a menos) llego a otras tres conclusiones incontestables:

* No tiene sentido venir a Bali en busca de playa. Quien quiera calas asombrosas, que apunte a Menorca.

* No tiene sentido venir a Kuta si no es a hacer surf (y el surf para profesionales está más al sur, en Uluwatu). Calles estrechas constantemente atascadas por el tráfico, ratas, vendedores callejeros tan agresivos como incansables, más ratas y veinteañeros fingiendo estar más borrachos de lo que realmente están no hacen de este lugar precisamente el mejor escenario para una luna de miel. Y sin embargo los recién casados se empeñan en seguir viniendo y encerrarse en un resort con piscina que es exactamente igual a todos los resorts con piscina que hay en el planeta. ¿Será que el matrimonio es –o aspira a ser– un resort con piscina?

Miss Vielva, Miss Giralda, va por ustedes.
*  Los surfistas estadounidenses y australianos son tontos (y quizá no resulte descabellado pensar que esto pueda extenderse al resto de nacionalidades). Creo que tiene algo que ver con la parafina que utilizan para aclararse el pelo y convertirlo en paja. Según mi teoría –basada en la involuntaria escucha de mis vecinos de guesthouse–, la sustancia perfora sus cráneos y se filtra al lóbulo temporal del cerebro, creando un engrudo que les impide formular frases que superen el umbral del balbuceo y que no incluyan la expresión "pretty fuckin' awesome". De todos modos, como decía Antoine, un francés particularmente ingenioso y fanático del submarinismo con el que compartimos un par de noches en Gili Air: "Nosotros no nos hablamos con los del piso de arriba". Pues eso.

En fin, tonterías aparte, me despido de Bali y de Indonesia deslumbrado por sus paisajes, pero con la sensación de que ni la isla ni la pequeña parte del país que he podido visitar ni sus habitantes me han permitido que los conozca de verdad. Demasiados intermediarios, demasiadas trabas, demasiadas veces en las que me he sentido parte indistinta de un rebaño de vacas lecheras a las que hay que ordeñar tantas veces como sea posible y hasta la última gota. Al turista se le ofrece lo que se cree que el turista espera y se le exige que lo acepte, en lugar de limitarse a abrirle la puerta y dejarle curiosear un poco a sus anchas, sin dirigirle la mirada ni los pasos. Creo que están cometiendo un error y que, en lo que al turismo se refiere, el país, y particularmente Bali, ha tomado la dirección equivocada, quizá por un exceso de éxito. Eso es lo que creo. O quizá es que, en el fondo, yo no he sabido encontrar la manera de viajar de verdad por esta tierra.



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